75 millones de euros para el Museo del Ejército, ni siquiera una respuesta para Carabanchel
El pasado 19 de julio se llevó a cabo la inauguración de la nueva sede del Museo del Ejército. No queremos valorar aquí y ahora ni el contenido de la nueva instalación ni siquiera la elección de su ubicación, un edificio de significado tan controvertido como es el Alcázar de Toledo.
Sí que queremos analizar el gasto que ha supuesto el tránsito desde la antigua sede en el Salón de Reinos del Palacio del Buen Retiro, en las proximidades del Museo del Prado. Según se ha publicado en diversos medios, el coste de la remodelación de las nuevas instalaciones y el traslado y colocación de las piezas almacenadas ha sido de 101,4 millones de euros. Pero lo más llamativo de esta cantidad lo constituye el hecho de que ha sido nuestro querido Ministerio de Cultura el que ha aportado las tres cuartas partes del total, concretamente 75,6 millones de euros (más de 12.500 millones de pesetas).
También resulta chocante que, a pesar de correr el Ministerio de Cultura con la mayor parte del gasto, el nuevo museo sigue adscrito al Ministerio de Defensa, con dependencia orgánica del Jefe del Estado Mayor del Ejército de Tierra y bajo la dirección de un general.
Como ya hemos contado aquí, en aquellos tristes días del otoño de 2008, cuando presentamos la solicitud de declaración de Bien de Interés Cultural en el despacho del Subdirector General de Protección del Patrimonio de ese Ministerio, nos dijo este burócrata que "no disponían de medios personales" para desplazarse a comprobar el gran valor histórico, social, cultural y arquitectónico de la cúpula de Carabanchel. Tampoco desde entonces se han dignado a contestar a nuestra petición. Nada.
Carabanchel no mereció para los altos cargos del Ministerio de Cultura ni siquiera un desplazamiento de un par de horas. Ahora queda claro en qué prefieren gastar su presupuesto y cual, según ellos, es la Historia que merece ser recordada.
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