En estos momentos se están rematando las tareas de demolición del Reformatorio Los Rosales. Este pequeño inmueble, en los últimos años de funcionamiento de la histórica prisión, estuvo dedicado a la reclusión de madres con hijos pequeños. Se encontraba situado en el extremo sudeste del solar de la cárcel de Carabanche, cerca de la ermita de Santa María la Antigua , y no fue destruido el año 2008 por encontrarse destinado, desde septiembre de 2002, a reformatorio juvenil.
Tal como ocurrió con los edificios emblemáticos de la prisión, este pabellón fue cerrado, de un día para otro, en los primeros meses de 2010. Nuevamente, enseres, maquinaria, aparatos y, también como entonces, documentos con datos de internos y vigilantes, fueron abandonados sin ninguna vigilancia. Se repitió la misma táctica empleada en el resto del complejo: accedieron chatarreros que procedieron al desmantelamiento de las instalaciones y extracción de todo material vendible; simultáneamente los graffiteros pintaron sus muros y paredes. Posteriormente, se instalaron numerosas familias inmigrantes que habitaron la edificación hasta su desalojo hace poco más de un mes.
Expulsados éstos, empezaron de forma inmediata los trabajos de derribo que concluyen ahora con la explanación de los escombros. De este modo, únicamente queda en pie el edificio del antiguo hospital penitenciario, hoy Centro de Internamiento de Extranjeros.
Después de más de dos años de abandono del solar, al ampliarse éste, la sensación de desolación y sobrecogimiento que se experimenta al contemplarlo es aún mayor…
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