El periódico El País, en su edición de ayer, publicaba la
noticia de que -por primera vez- arqueólogos británicos han realizado
excavaciones en un campo de concentración nazi, concretamente en el lugar donde
estuvo ubicado el complejo de Treblinka, en Polonia.
Pincha para acceder a la noticia en El País
Según informan, la elección de ese terreno fue motivada
por el hecho de que, a diferencia de otras terribles instalaciones similares,
la temprana clausura de Treblinka permitió que se intentase (y se consiguió)
borrar todo vestigio de ese sobrecogedor espacio, con la indudable intención de
negar su existencia.
Así, como último y macabro trabajo llevado a cabo en ese
lugar, se escondieron sus estructuras, "...ocultándolo
en una inocente zona de labranza a base de tirar los muros, rellenar los huecos
y nivelar el suelo".
Cuando hemos leído en qué consistió la operativa que
realizaron para disimular la presencia de los edificios de Treblinka, nos ha
recordado los trabajos que llevaron a cabo en Carabanchel, donde la zahorra de
sus escombros también sirvió para allanar el solar resultante y ocultar todo
indicio de sus galerías.
Trabajos de triturado de los escombros de Carabanchel
(marzo - 2009)
¿Perseguían, acaso, la misma intención? Cada día que
pasa, y son ya casi dos mil, sin tener una respuesta sincera a esa
pregunta, parece claro que sí. Y entonces, surge otra pregunta:
¿Tendrán que pasar 70 años para que la Historia
desentierre también Carabanchel?
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