Hace ahora un año publicábamos en este blog una carta virtual dirigida a la entonces Secretaria General de Instituciones Penitenciarias, Mercedes Gallizo. Nos dirigíamos a ella ya que fue la única responsable del Gobierno que respondió por escrito –de mala gana, eso sí- a nuestra solicitud de mantener en pie una pequeña parte de la histórica cárcel de Carabanchel.
Como todos sabéis, aquella respuesta en que rechazó cualquier alternativa posible, se apoyaba en un supuesto dictamen elaborado por un supuesto “equipo de técnicos altamente cualificados –Arquitecto, Ingeniero Industrial e Ingeniero de Caminos- “ [texto literal] para los cuales no era conveniente acometer actuación alguna de apuntalamiento o reparación.
Nuestro escrito de entonces ponía en su conocimiento un ejemplo de cómo, en el siglo XXI, era posible dar solución a problemas arquitectónicos mucho más complejos de los que presentaba la cúpula de la prisión madrileña. Se trataba del desmontaje y sustitución de la cubierta del Pabellón Buesa Arena en Vitoria.
Hoy queremos compartir con todos (y con ella, por supuesto, en el improbable caso de que todavía se acuerde de nosotros y nos siga) otra muestra de cómo conservar el patrimonio arquitectónico de un país. En este caso, se trata de preservar un edificio (en nuestra modesta opinión de un valor –en todos los aspectos- inferior a la extraordinaria cúpula) cuya ubicación impedía ampliar el número de vías de una estación ferroviaria.
Todos nos podemos imaginar qué habría ocurrido si los responsables de solucionar ese problema hubieran sido Mercedes Gallizo o los miembros de su equipo de técnicos altamente cualificados. Pero hay lugares donde el Pasado se considera un valioso activo a conservar y desde donde nos podrían dar muchas lecciones sobre cómo conjuntar de manera admirable el patrimonio industrial obsoleto con nuevos usos atractivos.
Aquí tenéis el vídeo de la operativa llevada a cabo en Zurich hace unas semanas. Está claro que SÍ SE PUEDE, SI SE QUIERE.
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