El discurso dominante pretende que los grafiteros ensucian las paredes. Y a veces es así. Pero es un colectivo plural, y también alberga verdaderos artistas. Alberto de Pedro homenajea a la desaparecida cárcel, en la puerta del nº 55 de la calle Atocha. Allí tenían el despacho los abogados laboralistas asesinados en los 70. No todo el arte urbano es de usar y tirar, ni insensible a la memoria.
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Sencilla, admirable y original forma de homenajear de forma conjunta dos de los espacios que no debemos olvidar nunca: Atocha 55 y la cárcel de Carabanchel.
Gracias, Alberto.
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